Antonio Fourzan

Nuestro Oaxaca de hermosas calles y edificios coloniales, del zócalo, rodeado de portales donde se alojan bulliciosos cafés y restaurantes, engalanado, en su lado sur,  por el imponente palacio de gobierno, construido con la piedra emblemática de Oaxaca, la cantera verde, con su fachada principal estilo dórico, compuesta por tres arcos, arriba de los cuales se ubican tres balcones, el balcón central, coronado por una campana, que el gobernador del estado, cada 15 de septiembre, hace tañer al dar el grito de independencia. Ese Oaxaca, con sus mercados pintorescos, de múltiples colores y sabores; el centro histórico, cuyo andador  nos lleva al inmueble más emblemático de la ciudad, el templo y ex convento de Santo Domingo, ahora rodeado de restaurantes, bares y cafés, desde cuyas terrazas se puede disfrutar el atardecer, acompañado de cocteles de mezcal y sofisticados platillos de cocina de fusión. Ese Oaxaca, de enorme riqueza cultural, que se vuelve magia en la Guelaguetza, en las festividades de los” Fieles Difuntos” y en las fiestas decembrinas, ese Oaxaca que orgullosa abre sus brazos para recibir a miles de visitantes de todas partes del mundo, que vienen a vivir con nosotros, a sentir en carne propia esa algarabía que se desborda en las calles, plazas y jardines, en la Guelaguetza: música de banda, bellas mujeres ataviadas con trajes regionales, bailando los sones de cada una de las 8 regiones; en “muertos”: calendas con hombres, mujeres y niños disfrazados de calaveras y una extensa variedad de personajes de espanto, que desafían la imaginación y en vísperas de la Navidad: carros alegóricos con postales evocando el nacimiento del niño Jesús;  ese nuestro querido Oaxaca, que con tristeza vemos que se transforma, cuando sus calles son transitadas por marchas de organizaciones sociales, cuando los vendedores ambulantes invaden el zócalo y cuando grupos inconformes bloquean los principales cruceros y vialidades estrangulando la circulación. Esa magia se transforma en furia, que provoca tensión social, misma que se aproxima a su límite de tolerancia y que se encuentra a nada de explotar en violencia, porque la sociedad  está harta de ser rehén de los intereses de grupos, que se han convertido en poderes fácticos, a los que el gobierno, difícilmente puede poner en orden, por las complicidades políticas, o por temor a que la falta de preparación y equipo de las policías convierta un desalojo en una tragedia. 
Los ciudadanos del estado Oaxaca, pero en especial, del municipio de Oaxaca de Juárez,  porque la ciudad capital es la sede de los Poderes del Estado y, por ello, se convierte en caja de resonancia de los conflictos que existen en el interior de la entidad, desde hace varios años, hemos sido víctimas del juego de intereses entre el gobierno y los poderes fácticos, sin embargo, a pesar de que ambos pasan por encima de nuestros derechos, de nuestras libertades, en promedio una vez por semana, no ha sido motivo suficiente para impulsar nuestra organización y movilización. Las marchas, bloqueos de cruceros y calles, así como las tomas de oficina y demás acciones de presión rompen nuestra rutina cotidiana, causando furia, pérdida de tiempo, horas de trabajo que se quedan en los bloqueos, enfermos que no llegan a sus consultas, en general, pérdidas incalculables, que representan un grave daño para la economía, pero también un deterioro de nuestra imagen hacia otros estados y países, todo esto, insisto, no ha sido suficiente para dejar atrás la apatía, para sacrificar un poco de nuestro tiempo, a fin de decir YA BASTA y exigirle al gobierno que haga respetar el estado de derecho y a los manifestantes, que busquen otras formas de canalizar su inconformidad. 
Al parecer, lo sucedido en días recientes, ahora sí, fue “la gota que derramó el vaso”. Como sabemos, el sindicato “3 de Marzo”, que agrupa a los trabajadores de limpia del municipio, a mediados de diciembre, inició una jornada de protesta reclamando el pago de sueldos y pensiones, así como uniformes e insumos para realizar su trabajo, recurriendo a los acostumbrados bloqueos de los principales cruceros de las vialidades de nuestra ciudad capital, pero incrementando el número y lugares, con lo cual prácticamente quedó estrangulada la circulación, pero no conforme con ello, excedieron su protesta con una acción que fue considerada como un insulto a todos los oaxaqueños, tiraron basura en el andador turístico, frente al templo de Santo Domingo.
Ante la ausencia del Presidente Municipal, Oswaldo García Jarquín, intervino el gobierno del estado, a través de la Secretaría General de Gobierno e incluso estuvo presente en la mesa de negociación el presidente municipal electo, Francisco Martínez Neri. Al término de este encuentro,  el líder del sindicato, Bernabé Baltazar Díaz, hizo una declaración pública en la que afirmó que se habían logrado acuerdos gracias a la intervención del gobernador, Alejandro Murat y en consecuencia se suspenderían los bloqueos. 
Sin embargo, poco duró el gusto, ya que el 21 y 22 de diciembre del año en curso, el sindicato “3 de Marzo”, desde las 6 am, volvió a bloquear los principales cruceros de las vialidades y, posteriormente, se sumaron a dichas protestas 4 sindicatos más del municipio, esta vez exigiendo el pago de sueldos y aguinaldos. Cabe destacar que estos días, las acciones de presión fueron más radicales, ya que el 21 prácticamente estrangularon la circulación de la ciudad en los 4 puntos cardinales y el 22, bloquearon bancos y todas las calles alrededor del zócalo, causando un grave daño a la economía de la ciudad capital, a la imagen de Oaxaca ante el turismo nacional e internacional, así como al medio ambiente y a la salud de todos, por la acumulación de basura tirada en las calles de la ciudad. 
En consecuencia,  representantes de la sociedad civil organizada de Oaxaca, nos reunimos para buscar una solución definitiva a esta problemática, estableciendo como premisa que no vamos a tolerar que pisoteen nuestros derechos y que el gobierno debe cumplir su obligación de garantizar nuestras libertades. Por otra parte, entendemos e incluso somos empáticos hacia las demandas legítimas, como es el caso de los sindicatos de trabajadores del municipio de Oaxaca de Juárez, que reclamaron el pago de su sueldo y aguinaldo, pero lo que no se vale es que consigan respuestas favorables a sus intereses, a costa del bienestar de los oaxaqueños. También nos queda claro que si la ciudadanía no pone un alto, el gobierno y los grupos fácticos seguirán en este juego perverso de manera indefinida, e incluso, si éste llega a enfrentamientos en los que haya derramamiento de sangre. Consideramos que aún estamos a tiempo de canalizar esta furia ciudadana hacia espacios de diálogo, en los que la sociedad civil organizada se convierta en un actor político que tome partida en dicho juego, ya sea en favor del gobierno o a favor de los grupos inconformes o para mediar, según sea el caso, pero ya no más ignorada y pasiva. 
Para que esta decisión se pueda operar, tenemos que construir un órgano de representación, que tenga una dirección colegiada y visible, a fin de que cualquier grupo inconforme nos pueda convocar al diálogo y; en caso de que sus demandas sean legítimas, ir juntos contra la autoridad responsable. Por otra parte, si los grupos inconformes no nos toman en cuenta, deben de estar conscientes de que levantaremos las denuncias penales correspondientes por los delitos que se configuren en las acciones que realicen. Así mismo, sabemos que llevará tiempo y mucho esfuerzo y trabajo terminar con la cultura de los bloqueos, por lo que, entre tanto, se puede crear una “cultura antibloqueo” implementando las siguientes acciones: 1) que la SSPO y Tránsito y Vialidad establezcan como regla bloquear un crucero si y uno no; 2) que se reconfigure la vialidad, estableciendo doble sentido en avenidas y calles estratégicas para evitar cuellos de botella y 3) que en ambas acciones estén siempre presentes agentes de tránsito para agilizar la circulación y orientar a los automovilistas. 
Finalmente, regresando a los hechos que motivaron los bloqueos de los 4 sindicatos del municipio de Oaxaca de Juárez, exigimos a  las autoridades estatales y municipales se rinda cuentas sobre el manejo de recursos, así como la reparación de daño causado a las arcas municipales.  Las circunstancias son propicias para que se realice todo lo aquí planteado: estamos a días de iniciar una nueva administración municipal, además 2022 será el último año del gobierno de Alejandro Murat, quien todavía tiene oportunidad de cumplir, aunque sea al final, el compromiso que hizo para terminar con los bloqueos y en 2022 habrá elecciones para gobernador, por lo que si los candidatos son sensibles a las tendencias que lleva este movimiento y se suman como aliados, sin duda, tendrán la simpatía y el voto de los oaxaqueños. 
Para cerrar esta colaboración les dejo una frase célebre de Einstein: “Si quieres resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”.  Hago votos para que el próximo año los oaxaqueños podamos llevar a cabo los cambios que nuestra sociedad requiere para vivir con civilidad, justicia y prosperidad.” 

Por Editor